Repaso mi vida, no sé qué ocurrió. Entre afectos, cosas que
cambiaron.
Mi amor presente en
todo, como abanico que se abre. Repaso…
No quedan señales de
lo sucedido, sólo caminé…vi como un ramaje:
Oh tarde! Sol arrullador de calles vacías en horas de silencio…
La siesta, autos leves a cuenta gotas pasando,
en tanto esa ciudad se duerme:
Parece un niño acunado suave en el canto…
y como se me iba
entre las manos,
Cual líquido que corre, corre sin parar…
y creciendo alto mi vuelo al cerrar mis ojos,
esfumándose apegos.
Por eso escribo, describo, grito con mi vos de versos…
Porque al despertar, persianas al aire me retrotraen a
entonces…
Y el sonido de las calles se enciende y me enciendo,
Repito un par de silencios…me abstengo.
Camino entre visiones
difusas:
la esperanza!! soy quien espera:
Entre la fábula de
siesta,
Tus notas, tus colores, tu risa cómplice…
Tu ser, sin muros; para mecerte,
extenuarte en ese espacio que debate entre un aroma y el
viento…
abrazarnos y bebernos esperando que,
el ángelus nos envuelva en sus ruidos,
y al fin retenernos en esa tela araña del tiempo que
captura nuestras almas que nunca se abrieron a caminos
distintos.
"Todavía el hombre a veces intenta explicar un sueño, dibujando la presencia del amor,
el límite del corazón y su centro justísimo".
(VICENTE ALEIXANDRE/CONSUMACIÓN)
"Todo está consumado, mi tiempo y nosotros. Intento,
creo y crezco en éste cielo de navegantes,
navegantes de noche herida,
la copa alta del sueño que espero recuperar,
si aún...
Desvanezco con el aroma de tus días que mecen el espacio por completo,
respiro para quedarme en tu alma,
que como puertas abres y tu cuerpo que afina mi mirada...
sin intuir una maravilla que de tu ser exaltas.
Porque, los últimos vestigios de vos (inexorables)
como platos en el suelo caerán, ante mis ojos,
y ahora podré tener,
arrinconar tu corazón -que dispara sus rayos-
encandilando tu luz y trasladándome al éxtasis final.
el límite del corazón y su centro justísimo".
(VICENTE ALEIXANDRE/CONSUMACIÓN)
"Todo está consumado, mi tiempo y nosotros. Intento,
creo y crezco en éste cielo de navegantes,
navegantes de noche herida,
la copa alta del sueño que espero recuperar,
si aún...
Desvanezco con el aroma de tus días que mecen el espacio por completo,
respiro para quedarme en tu alma,
que como puertas abres y tu cuerpo que afina mi mirada...
sin intuir una maravilla que de tu ser exaltas.
Porque, los últimos vestigios de vos (inexorables)
como platos en el suelo caerán, ante mis ojos,
y ahora podré tener,
arrinconar tu corazón -que dispara sus rayos-
encandilando tu luz y trasladándome al éxtasis final.
Digo: la vida cae y al azar, como un dado (arrojado, desprendido,
desde unas manos, como racimo que vuelca en vendimias al fruto).
Por eso registro palabras, hechos, ideas,
en la mente proceso, moviéndose como máquina infernal, computadora;
disparándose como misil, destruyendo,
a la caza de objetivos.
Registro, sí hostilmente, como quienes emblemas, símbolos,
idolatrías echan a las calles, comedores, plazas, legislaturas, concejos
-a rodar junto a autos, peatones, ciclistas:
qué del día ven y sólo absorben a oscuras en la pared su proyección-.
¡Gran película!: la vida, los ojos, sentir: registros,
memoria sin borrado. Grande, como vínculo de la tierra con el agua,
el fuego, el aire. Como colchas de acera, en otoño las hojas,
abrigan suelo con telas de un árbol.
Por eso digo: la vida cae y al
azar, como dado:
según caiga nos deja en el juego...
según la mano que arrojar la suerte toque.