En hórrido destino de mis simientes te buscaré,
será en el viento que cante una canción,
que abra de las rosas sus capullos
(al llegar los rugidos -en cadencia-).
Y cuando caiga la noche,
Tenderé el puente de nuestra unión,
A tu salud brindaré:
Tomaré de las
estrellas deseos que fulguran,
Lazos de nuestros sueños cubrir…
Uniendo los cuerpos , volando,
E inventando otro
anhelo cándido,
(Que nos redima)
de esa gloria que no alcanzamos.
Que los sonidos se confundan ,
se nos tornen en cantos de sirenas,
que el aire entone por
los rincones
(como violines suenen, dulcemente).
Y la historia que grabaré
en ti
Es el monumento de mi mano que te escribe,
Describe, detalla …
Y continúo, solemne,
entercado,
Hasta Seguir elevando mi oración…
Y repitiendo la
maravilla,
hasta que de éste viaje termine nuestro trajín,
perseguiré esa imagen que nos
sabe -agua- y
riegue nuestras almas
(con pinceladas de caricias)
Sobre un lienzo de tu semblante
(siempre a mi orilla);
y nos deje detenidos en una obra,
queriendo éste cielo único,
eterno, propio,
que avance en quimeras,
(sin periplos)
Y que guardé en mis recónditos jardines,
Celosamente.