RELATO: LA PROFE DE LENGUA
Una vez lo vi a Octavio Farias, lo conocí hace quince años
cuando apenas teníamos 13 los dos. Solía atravesar el campo de la vía para
caminar las doce cuadras de la escuela bebiéndose todo el sol de la hora 17.
Por costumbre en su recorrido caminaba buscando a los que cerca de la escuela
vivíamos, éramos como 5 en el camino los que nos golpeábamos las puertas cerca
de las 16:40.
Llegábamos con la
típica energía de haber pateado tarros, jugar a los videos en el camino y hasta
llegar tarde y en la pre hora de los Martes soportar el sermón de Luisa
Ricondo, que detestaba profundamente que nos pasáramos haciendo bromas. Por lo
timorato, a pesar de habernos apropiado para nuestro grupo, Octavio, tenía lo
que tanto gustaba a muchos profesores: reía con nosotros pero callaba y cumplía
con la tarea. La Ricondo era estricta, impía y nos tenía en la mira a todos
nosotros, menos a Octavio, que a veces parecía un idiota compulsivo que
derrapaba tanta estupidez pero lo queríamos puesto que siempre ha sido
hospitalario en su casa, amigo, confidente, pero imbécil en todo, aunque
llevaba a cabo nuestras travesuras como tirar piedras al portón de una señora
en una esquina, robar mangueras y dejarlas en otras partes, escupir de
edificios altos, tomar licor en invierno en la parte trasera de la escuela.
Pero el gran día de
Octavio llegó, empezó cuando la indignante colorada Ricondo dice: -Farias ¿va a
competir en las olimpiadas de literatura? Y él sus hombros hacia arriba como
diciendo “si no queda otra”, el caso es que dijo que sí entre esos gestos tan
bobos de siempre. Le preguntamos en recreo y dijo que podría ser una
oportunidad para darse a conocer con gente de otras escuelas y tener relaciones
sociales acordes a esa manera tan peculiar de comerse los libros. Entonces al
otro día pasé y golpeé su puerta antes de ir a la escuela en camino, ahí me dijo
que es una cosa más que debería hacer. Así que al llegar lo esperaba la profe
Ricondo para pedirle nivelarse y que tome clases extra, yo escuché y le hice
seña que no lo hiciera, pero ella insistió y arremetió con todo, por lo cual
Octavio toma las clases desde ese Martes al terminar en casa de Ricondo.
-Hola Octavio, por
favor: adelante!
Octavio- Sí profesora.
R- No me llames así, podés decirme Luisa.
O- Luisa, perdón: en qué consiste la clase?
R- En el secreto de la literatura! Dijo casi susurrando
O- Y ese secreto cuál es?
R- Es un secreto que vas a descubrir ahora pero no te voy a
decir
Las horas pasaban, eran cerca de las 23 y el combo de tareas
de estudio no terminaba. Por lo que Luisa decide llamar a los padres de Octavio
y pedir una hora más y asegurarles que lo llevaría. Ellos compartieron la
posición y así Octavio se quedó una hora más.
La profesora sirvió
un aperitivo compuesto por una gaseosa, papas fritas, pizzas y maní.
Posteriormente lo invita a la habitación de ella y él sorprendido pregunta:
Para que me trae acá? Ella le contesta –Para que conozcas el secreto
literario!! Y cuando diga una palabra a qué te transporta me vas a decir. Y Octavio respondió: Sí, empiece por favor!!
Luisa no se queda atrás
y dispara la primer palabra que sigue a toda la secuencia: Amor!!
A lo que Octavio
asegura: es un sentimiento del corazón, sentir que la otra persona es
necesaria, compartir cosas y momentos.
R- Es perfecto: pero
si te dijera ¿hacer el amor?
O- Es juntar los cuerpos! Imagino
R- Jajajajajajjajajajjajaja no te falta teoría, pero te voy
a preguntar algo: yo te gusto, suponiendo que no sea tu profesora o mayor que
vos?
Con un nudo en la garganta y muerto de nervios dice Octavio:
-Sí es bastante linda!
R- Linda? Así te referís a una mujer que te gusta.
Hablá más fuerte, con decisión: sos hombre o qué? Dale!!
O- Que me gustás y estás hermosa, te quiero tener!!
R- Así me gusta!! Acercáte y decílo más groseramente
O- Qué sos rica y quiero curtir con vos, hacerte bramar las
entre piernas y dejarte tirada de tanto darte toda la noche!
R- Hacélo! Hacélo!
Octavio la toma
lentamente del cuello con sus dedos, se acerca y ella le lanza un beso. Él
prosigue tocando sus pechos y desnudándola la deja en la cama a punto de
empezar la función del amor, definitivamente se fusionan hasta quedar agotados.
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